18 de junio de 2010

Divagueando

¡Atención, flujo de conciencia a 100 metros!

El otro día estaba viendo la tele, lo que supondrá toda una desilusión para algunos de mis lectores, que me imaginaban y/o fantaseaban, en mis aposentos leyendo grandes volúmenes de filosofía, fumando en pipa y sorbiendo de una pequeña taza de té, que no lleva té. Hoy en día no tiene mucho sentido ni gracia afirmar que no ves la televisión, y más con la de alternativas que hay para estar entretenido, como el Internés, los videojuegos o los bukkakes; en la actualidad ya no se es guay por eso. Molaba hace años, en el
Pleistoceno, cuando al decir a tus allegados que no veías la tele, te imaginaban pasando el rato mirando fijamente una pared. Y así niños, era como uno podía quedar como intelectual (o gilipollas, podemos decir sin tapujos que son sinónimos) en la antigüedad.

La cuestión es que apareció este anuncio de cervezas, el de unos treintañeros guaperas en la playita, pasándoselo de fábula y con las litronas sujetas como si tuviesen las manos de los
Playmobil. Parece que todas las cervecerías están siguiendo la misma tónica y se están olvidando de sus clientes potenciales de toda la vida: padres de familia, melenudos y la gente a la que paran en los tests de alcoholemia, que son los que más orgullosos se sienten de su consumo y lo airean a los cuatro vientos ("si sólo he tomado un par de cervezas señora gente").

Me pregunto qué hay que hacer en la vida para ser un barbitas genérico de estos y pasarse el día de farra, rodeado de buenas mozas y que lo único que te pueda preocupar es no tener una erección muy cantosa delante de ellas. Aunque puede que ni tan siquiera esto último, que había olvidado la reciente antihigiénica y ridícula moda de ponerte unos calzoncillos bajo los bañadores, y encima enseñarlos. Es como si te nombrasen legalmente el tonto del pueblo y fueses orgulloso mostrándole a la gente el papel oficial que lo confirma. Algo similar. Quizá sean profesores, y tengan todo el verano libre. Aunque lo más probable es que sean alumnos, que la gente no se da mucha prisa en acabar las carreras. Las comienzan jóvenes y cuando terminan van directos a la bolsa; a la bolsa de cadáveres, que la edad no perdona.

Mi sorpresa vino con el mensaje final, que decía algo así como: "a veces lo que buscas está tan cerca que cuesta verlo". A ver, ¿de dónde ha salido esta patochada? Seguramente lo hayan sacado de algún cómic de
Rompetechos. La frase no tiene sentido alguno, pero eso no era motivo suficiente para que se convirtiera en toda una "quote" entre masillas. Entiendo que quizá pueda gustar, si tienes la tele con el mute puesto (de ahí la expresión "no decir ni mu"); si vives con un hacha clavada en la cabeza dificultando determinados procesos cerebrales; o si uno no presta mucha atención, o más bien sus progenitores, que no prestaron mucha atención al árbol genealógico, a un posible parentesco entre ellos antes de concebirlo.

Sólo imagino dos situaciones en la que ese eslogan podría tener algo de sentido y sensibilidad. La primera, la típica chica que va detrás del guaperas de turno, pero al ver que no le hace ni caso, decide quedarse con el baboso que le ha estado tirando los trastos toda la vida. Al final exclama la expresión en voz alta delante de sus amigas. Dicen las malas lenguas que si algunas cosas las dices tres veces en voz alta te las acabas creyendo, incluso se hacen realidad, como los dragones en Ankh-Morpork. Lo que deseas es siempre la mejor opción, y no con la que te has tenido que conformar a falta de la primera. Y son sorpredentes estos dogmas filosóficos que me marco, incrustados en medio del resto de absurdeces que llevo escritas hasta ahora. La otra situación es la del hombre que busca desesperado e incesantemente su lápiz, para descubrir que lo llevaba todo el rato en la oreja. Entonces es cuando clama: "a veces lo que buscas está tan cerca que cuesta verlo", acompañado de un gesto de aprobación con la cara, mientras la gente que lo ve desde lejos o escondida entre arbustos, se muestra estupefacta al ver que habla sólo y con un lápiz en la mano y que a saber de dónde había salido.

No sé qué pasa, pero estamos últimamente rodeados de frases chorras, que tras bajo esa falsa ornamentación no hay nada, bueno, a lo mejor hay dos enanos disfrazados; uno encima del otro.
Falsas frases cultas, sería la correcta nomenclatura si me fuera a registrar el nombre ahora mismo. Lo cual me recuerda a otro término similar que acuñé hace tiempo, el de los falsos empollones.

¿Nunca habéis observado esos seres, que van a todas las clases, tiene apuntes tomados por su puño y letra como para enterraros a vosotros y a vuestra familia putativa vivos, van a todas las tutorías, lo saben todo, no paran de estudiar y luego sacan notas rozando la negatividad?, ¿alguna vez habéis visto una pregunta tan larga? Sí y no, habréis dicho en voz alta al unísono delante de vuestros monitores. Que algunos os metéis mucho en la lectura. Como
Bastián en La Historia Interminable. No os quiero imaginar dentro de mi blog, viviendo fantásticas y trepdiantes aventuras al lado del jabalí bizco de los Fruittis. Pero esa es otra historia y será contada en otro momento.

Seguro que habéis vivido esta típica situación de momentos previos a un examen, porque siendo sinceros, todos los (auténticos) empollones se comportan igual. Siempre que le preguntes a uno cómo lleva el examen, te dirá que fatal, regular o mal. Que no han estudiado nada dicen los muy. Da igual que sea en
Pekín que en Pokón. Es una conducta universal. Lo más llamativo es que es gente que la nota más baja que han sacado en toda su vida ha sido un 9, y porque la prueba tenía nueve preguntas (ahora con letra). Y te los ves ahí repasando minutos antes, sudorosos, preocupados, pasando hojas como si intentasen abanicarse de lo rápido que las mueven y resoplando. Esa misma persona, con nota media de matrícula de honor, que te ha confesado que no se sabe nada, por vigésima tercera vez en lo que va de cuatrimestre, y que no para de levantarse a coger folios, que va a ser necesario talar media selva amazónica para que acabe la primera pregunta. Y al terminar, y preguntarle qué tal, aún te dirá que no sabe, o que regular, y quizá, hasta se le escape una lágrima como el que no quiere la cosa. Luego cuando le entregan el examen con su 10'6, seguirá la magnífica interpretación, y se hará el sorprendido, seguido de múltiples: "no me lo puedo creer". A veces para darle más dramatismo e incredulidad al asunto te dicen que dejaron varias preguntas en blanco; que se ve que era la respuesta correcta, viendo la calificación que tienen. Y aquí es cuando nos cuestionamos que Sandra Bullock tenga un Oscar y esta gente no.

Diametralmente opuesto es el comportamiento de
El Cutre. Y preguntaréis, ¿y por qué no el tonto? El tonto, sabe que lo es, el cutre no, y morirá sin saberlo. Al tonto le preguntas qué tal lleva el examen y te contestará "¿qué examen?". El cutre, lo normal es que te afirme que lo lleva muy bien, bien o que se lo sabe para aprobar. Aún estoy esperando a alguien que se sepa un examen para suspender. Al terminarlo te dirá confiado y orgulloso, que le ha salido bien. Cuando los entregan merece la pena echarle un vistazo a la cara de el cutre de clase (en todas hay uno o varios), petrificada, mirando la nota sin saber cómo reaccionar. Es puro éxtasis. Lo que más le jode es que sacó una cifra más alta en el test de alcoholemia del sábado, y encima, tras tomar solamente dos cervezas.

¿Os he dicho que odio los anuncios de Mixta?, poner acento murciano no es gracioso. Ay, ya no hacen anuncios como los de antes de
Audi.

3 comentarios:

Lis dijo...

¡Muy bueno! ¿Sabes? yo era entonces de las "tontas" en el colegio, era tan despistada que se me olvidaba que había exámenes.

Hoy en día solamente me olvido de contestar preguntas, soy un desastre. De hecho, en el último que hice de la escuela de idiomas, cuando quedaban 10 minutos para entregarlo me acordé de que había que hacer 4 ejercicios, no 3, después de haber pasado 40 minutos haciendo tiempo esperando a que los demás acabaran, releyendo todo el examen 50 veces.

Hay que ser subnormal...

Maska dijo...

Me alegro de que te guste.

Lo tuyo parece más despiste que otra cosa, y no ser "tonta". Aún así es bueno tener sentido el humor.

Es raro que este blog guste a la gente, siempre escribo algo con la que la gente se da por aludida (aunque no es tu caso) y les sienta mal. Lo peor es que suelen ser verdades.

Al final me tocará escribir el artículo "Personajes Condenados al Ostracismo: Maska". Sólo esperemos que no sea el ostracismo azul.

Lis dijo...

"ta tara ta ta taaaaaaa" jajajaja, es automático oye, es nombrar la ostra azul y venirme el Bimbo a la mente